Las Azores

São Miguel

Atrás quedaron los días en que São Miguel era el puerto de escala para barcos completamente cargados de diferentes continentes. Las cicatrices de los edificios centenarios de esa época permanecen. Fortificaciones, iglesias y otros monumentos

estamos orgullosos de revivir ese momento. Las coloridas procesiones y las antiguas tradiciones crean recuerdos navideños, que serán recordados más tarde, durante las noches de invierno, junto a la cálida estufa.

Paisajes contrastantes

Siluetas de elegantes cedros japoneses (cryptomerias) yacen sobre altiplanicies y a lo largo de altos niveles de agua como una sábana refrescante, en sintonía con tonos de verde que contrastan con cielos azules, adornados aquí y allá con algunas nubes blancas perdidas. La mayoría de las casas encaladas muestran una arquitectura modesta, decorada con contornos de basalto gris modificado o personalizado, techos rojos y ventanas pequeñas. Aquí y allá, un majestuoso edificio con portales barrocos refleja un pasado poderoso.

Características culturales

Artesanías de todo tipo, muestran la naturaleza de la paciencia portuguesa. Los ejemplos incluyen colchas tejidas a mano con patrones antiguos y la delicada belleza de las flores hechas con escamas de pescado. Aquí el visitante se encuentra con la naturaleza de otra cultura. Además de la artesanía, personas vestidas con ropas de colores pastel interpretan música y bailes populares modestos.

El arte de cocinar generalmente radica en una preparación sorprendentemente simple, que muestra la alianza tradicional del uso óptimo de sabores e ingredientes naturales de la cocina portuguesa. Aquí y allá con su propio carácter local, como la combinación de piña y morcilla a la plancha. Los postres brotan de las raíces de la cocina de la abuela, como el pudín de frijoles y las tortas de té. Como buenos europeos, las Azores añaden una deliciosa variedad de quesos portugueses y regionales al menú.